Diseño de una vivienda ecológica. Fase 2: diseño. - SLOWHAUS

Casi dos meses después de la primera entrada dedicada al Diseño de una vivienda ecológica, publicamos la segunda. Entre que nos ha pillado el verano y que ha habido sucesivas modificaciones hasta llegar al diseño definitivo nos hemos retrasado un poco. Como siempre, ha sido un proceso lento, de muchas idas y venidas, algo que es normal y que no nos disgusta, dado que se trata de una vivienda en la que los clientes esperan pasar el resto de sus vidas. Algo serio, en resumen. Al final , se trata de hacer un puzzle en el que encajen las diferentes piezas: necesidades planteadas por los clientes, eficiencia y ahorro energético y normativa urbanística, principalmente. En algunos momentos parecía que no había manera, pero, al final, siempre se llega a una solución. Y, en este caso, estamos más que satisfechos con el resultado del proceso.

Primeras propuestas

Para las primeras propuestas solemos dejarnos llevar por nuestro espíritu creativo, aunque sin olvidar lo hablado con los clientes. En estos primeros escarceos del diseño aprovechamos para disfrutar un poco y soltar la mano, y tendemos a presentar propuestas más “artísticas” que, a veces, se separan bastante de lo que los clientes tenían en la cabeza. Es algo con lo que contamos y para lo que estamos preparados, dado que estas primeras reuniones pueden ser un poco frustrantes para nuestra mente arquitectónica.

En este caso, nos presentamos en la primera reunión con varias propuestas a las que les habíamos cogido cariño. Flamantes 3Ds a todo color metidos en una carpeta de cartón reciclado nos iban a servir para “conquistar” a nuestros clientes. Estábamos seguros de ello. Lo habíamos tenido todo en cuenta: el programa de la vivienda, la orientación, el tamaño del solar, la normativa… Pues primer jarro de agua fría: no es lo que querían. Ni el estilo, ni la distribución, ni la ubicación en la parcela. Nuestro orgullo profesional ha sido herido, aunque no de forma grave. Somos duros, en la carrera vivimos cosas mucho peores: profes que nos insultaban en las exposiciones, mientras 30 pares de ojos nos miraban, algunos con solidaridad, otros frotándose las manos.

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Los arquitectos tendemos, en general, a pensar que sabemos lo que necesita el cliente, mejor que él. Que nuestra formación nos preparó para afrontar cualquier tipo de proyecto, de forma autónoma, con nuestros magníficos y amplísimos conocimientos. Nunca nos hablaron del cliente en la escuela, era como un ente invisible y etéreo. Luego llega la realidad y te das cuenta de que no eres ni Gehry ni Hadid para hacer lo que te sale del alma. Y también de que el punto de vista del cliente puede ser, no solo interesante, sino mejor que el tuyo propio.

En esta ocasión habíamos planteado una distribución sencilla, en L, con zonas de día y de noche bien diferenciadas, una cubierta a dos aguas, con recogida de aguas pluviales en el centro y dos galerías al sur para protegernos del sol al mediodía. Incluso habíamos planteado un brise soleil en una de ellas, ya que habíamos hecho un somero estudio del soleamiento y era necesario para conseguir una protección total. Pero no era lo que querían.

Segundas propuestas

Con el rabo entre las piernas, y habiendo escuchado atentamente a nuestros clientes, nos volvimos al estudio con un buen baño de humildad y la energía suficiente, eso sí, para seguir con la tarea. Tenían claro que querían una distribución en U, con dos zonas bien diferenciadas, de día y de noche. Un porche al sur, conectado con la cocina, esto era muy importante, un salón más que amplio (unos 35 m2) y 3 dormitorios grandes. Y, a la vez, que todo quedara muy compacto, con la idea de ubicar la vivienda lo más al norte posible, alejada de la calle, y dejar un gran jardín al sur, donde se situarán una piscina y un huerto. La verdad es que lo tenían todo más que pensado.

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Y con estas piezas montamos el “puzzle” arquitectónico, teniendo en cuenta, además, parámetros bioclimáticos como orientación, aislamiento, ventilación cruzada, recogida de aguas pluviales… La cosa comenzó a tomar forma, y fuimos añadiendo y quitando cosas. La U pasó ser una H, de forma que conseguíamos un pequeño porche también en la parte norte de la vivienda, que será más que agradable en verano. Cuando nos ceñimos a respetar el retranqueo a linderos de 3 m y ubicamos la vivienda en uno de los extremos de la parcela se crean espacios que, al final, no se usan, y esto era algo que queríamos evitar a toda costa. También les presentamos varias propuestas de cubiertas, para que fueran eligiendo, y un pequeño cuestionario para que fueran planteándose diversos temas que habría que ir definiendo para el proyecto de ejecución (pavimentos, ventanas, revestimientos…). A veces no estamos seguros de si es mejor dar o no tantas opciones, pero creemos que debe ser el cliente el que elija, al menos en muchos aspectos que, arquitectónicamente, no son críticos.

Tenemos que decir que, en una de las reuniones, los clientes nos sorprendieron con algo que les vamos a copiar para futuros proyectos, con su permiso, claro está. Nos citaron en la parcela para comentar varios detalles del proyecto. Cuando llegamos, nos encontramos con la sorpresa de que habían dibujado, de forma concienzuda, nuestro diseño en la parcela, a escala 1:1. Sobre ese “plano in situ” estuvimos debatiendo algunas modificaciones. Nos pareció una forma maravillosa y sencilla de ver el proyecto de forma real. Mucho mejor, en algunos aspectos, que el 3D más realista.

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Seguimos

Tras unas cuantas reuniones y las consecuentes modificaciones estamos llegando ya al, esperamos, diseño definitivo. El proceso es lento y da pie a modificaciones súbitas. Las reflexiones de almohada son propensas a cambios de última hora y contamos con ellas, no hay problema. Hemos empezado a introducir el proyecto en el software que se usa en Passivhaus, el llamado PHPP (Passiv House Planning Package), para ir tomando decisiones en cuanto al aislamiento y la hermeticidad del edificio. Aunque la vivienda no va a ser Passivhaus, queremos usar el potencial que nos ofrece este programa para definir el espesor y las características de los materiales para conseguir una eficiencia energética muy superior a la exigida por el CTE (Código Técnico de la Edificación). En la siguiente entrada de esta serie entraremos en detalle en este asunto. ¡No os la perdáis!

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