Edificios visigodos en españa
Arquitectura románica
Los visigodos eran una de las diversas tribus migratorias germánicas o godas**, a las que griegos y romanos identificaban como "bárbaros", es decir, "diferentes" y culturalmente poco sofisticados. Sin embargo, esto no impidió que los romanos pactaran con ellos o los incorporaran a sus ejércitos imperiales.
**La desaprobación ha acompañado al "gótico" a lo largo de los años. Por ejemplo, las catedrales "góticas" fueron despreciadas durante el Renacimiento porque no se comparaban bien con la elegancia clásica entonces en boga. Las novelas "góticas" transmiten imágenes de decadencia. Incluso hoy en día los diccionarios Oxford y Webster incluyen "bárbaro", "tosco", "grosero" en las definiciones de "gótico".
La invasión goda de Francia, Italia y España se vio facilitada por el debilitado estado del Imperio Romano. La invasión de Hispania (como se conocía entonces a la península Ibérica -incluido Portugal-) no fue un acontecimiento único llevado a cabo por un grupo unificado, sino una serie de migraciones de diferentes tribus -sueves, vándalos, alanos, visigodos, etc.-. Los suevos, vándalos y alanos cruzaron los Pirineos en 409, estableciéndose los suevos en el noroeste, los vándalos en el sur y los alanos en Lusitania.
Reino visigodo
Los visigodos incluían algunas de las tribus nómadas de pueblos germánicos orientales conocidos como los godos, que se dividían en dos grupos principales: los visigodos y los ostrogodos, y que juntos desempeñaron un papel clave en la caída del Imperio Romano de Occidente y, en consecuencia, en el surgimiento de la Europa medieval. Los visigodos procedían de grupos góticos anteriores que habían invadido el Imperio Romano hacia 376 y que posteriormente derrotaron a los romanos en la batalla de Adrianópolis en 378. Bajo el mando de Alarico I, los visigodos invadieron Italia y saquearon Roma en 410. Tras el saqueo de Roma, los visigodos comenzaron a asentarse, primero en el sur de la Galia y más tarde en España y Portugal, donde fundaron el Reino de los Visigodos.
Durante la influencia visigoda en España, la arquitectura y la talla en piedra desarrollaron una gran libertad estilística. El arco de herradura* fue un elemento típico e importante. La razón de la presencia de este tipo de arco en los monumentos visigodos sigue siendo un dilema sin respuesta satisfactoria, ya que hay varias formas de explicar su presencia predominante en la arquitectura española. En primer lugar, podría ser que los árabes aprendieran este tipo de arco de los visigodos y posteriormente lo aplicaran a sus propias construcciones, es decir, su origen sería definitivamente visigodo y se habría introducido como algo completamente nuevo en España durante el siglo VI. Sin embargo, esta hipótesis parece contradecir el hecho de que otros pueblos teutones (es decir, de origen germánico como lo eran los visigodos) no utilizasen este tipo de arco en sus construcciones. Entonces surge la cuestión de si el arco de herradura fue un antiguo elemento local aprendido posteriormente por los visigodos que ocuparon la península, o alternativamente puede ser que este tipo de arco hubiera llegado a la Península Ibérica como una primitiva influencia oriental.
Arquitectura visigoda
El arte desarrollado por esta monarquía de origen gótico estuvo influido fundamentalmente por la tradición romana y paleocristiana, y también contó con importantes influencias bizantinas. La única arquitectura auténticamente visigoda se encuentra en varias construcciones del siglo VII que datan del final de su historia. Muy pocos ejemplos han llegado hasta nosotros y se trata de sencillas iglesias rurales situadas en el norte y oeste de España. Las artes decorativas, y en concreto los objetos trabajados en oro, eran también de muy alto nivel.
Chud visigodo
Hoy en día, no queda mucho del legado material de los visigodos, y ésa es una de las razones por las que su dominio a menudo se pasa por alto en la historia de España. No obstante, en estos siete rincones de España aún pueden adivinarse fragmentos intrigantes, algunos artefactos y alguna que otra iglesia:
La capital de España no se fundó hasta muchos siglos después de la época visigoda. Pero uno de sus excelentes museos, el Museo Arqueológico, es un buen lugar para ver algunos de los tesoros más impresionantes de la España visigoda, como una corona del Tesoro de Guarrazar (una colección de coronas votivas y cruces del Toledo visigodo, véase más abajo), así como varias hebillas, piezas de joyería y cerámica.
En la capital del extremo occidental de Extremadura, no sólo la fortaleza árabe Alcazaba incorpora algunos pilares visigodos tallados, sino que también hay una parte del museo de arte romano dedicada a los visigodos. Situado en el Convento barroco de Santa Clara, exhibe una impresionante variedad de estatuas, columnas, tallas y cerámicas.