Bambú: ¿el material del futuro? - SLOWHAUS

El impacto medioambiental de los edificios se compone, básicamente, de dos patas, en lo que a emisiones de CO2 se refiere: una, las derivadas de la energía que usamos mientras los habitamos (iluminación, climatización…), y otra, las producidas en la fabricación de los materiales utilizados en la construcción del mismo. Este es un resumen muy básico (habría que tener en cuenta también otros parámetros, como el consumo del agua, la reciclabilidad de los materiales, su vida útil o si emiten o no tóxicos, entre otros muchos), pero puede valer como concepto introductorio. Hay ya varios estándares de edificación que contemplan estos conceptos, como BREEAM o LEED. Otros, como Passivhaus, se concentran en la parte energética de las construcciones, dejando abierto el uso de materiales más o menos ecológicos en las edificaciones.

Hay materiales cuyo impacto es mínimo, prácticamente inexistente, y su uso se está extendiendo, poco a poco, en un sector tan inmovilista como el de la construcción. Aislamientos de viruta de madera, celulosa o lana de oveja, revestimientos de cal o arcilla, pinturas al silicato… la lista es extensa, y cada vez más larga. El bambú es uno de esos materiales, aunque su implantación en España es prácticamente nula, más allá de su uso en pavimentos o mobiliario, si bien parece que, tímidamente, esta situación está cambiando. Un ejemplo de ello es el falso techo de láminas de bambú que se instaló en la terminal T4 del aeropuerto de Barajas, de los arquitectos Rogers y Lamela.

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El bambú es una planta de gran abundacia en nuestro planeta, de rápido crecimiento y gran capacidad de fijación de carbono. Además, tiene unas propiedades mecánicas que la hacen muy interesante como material de construcción, siendo mejor, en algunos aspectos, que otro material equiparable como la madera, y muy competitivo frente a otros más convencionales que requieren de gran cantidad de energía en su fabricación como el acero o el hormigón. El bambú tiene la misma resistencia a la compresión que el hormigón, la misma relación resistencia-peso que el acero y se puede regenerar en pocos años. Además, es flexible, estético y resiliente, y sirve como un eficiente sumidero de carbono. Ha sido usado en distintas zonas del mundo desde hace milenios (la franja más cálida y húmeda de Asia, África y América Latina) y es un material tremendamente versátil, pudiendo ser utilizado como alimento, fibra para hacer tejidos, revestimiento o elemento estructural. En este sentido, os recomiendo la lectura de este interesante trabajo de fin de grado de un alumno de la Universidad Politécnica de Valencia.

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Como ejemplo del uso del bambú en la edificación, podemos hablar de la diseñadora balinesa Elora Hardy y su equipo de artesanos, diseñadores y constructores de Ibuku, que están reinventando la construcción sostenible mediante el uso de este magnífico material constructivo. ¿Y por qué, si suena tan bien, no hay más edificios hechos con este maravilloso material? Porque el bambú es una planta salvaje, de sección circular y hueca que lo convierte en un reto para aquellos que intentan construir con él. Es un material más adecuado a casas individuales que a grandes promociones de viviendas en serie, que ya tienen una fuente fiable en la veterana industria de la madera. Pero Elora Hardy y su equipo de artesanos de Bali están trabajando para cambiar esta situación, porque creen que el potencial del bambú está infravalorado, y que debería ser usado en todo el mundo, especialmente en los trópicos. En esta charla TED, Elora Hardy habla del potencial de este increíble material.

Pero la revolución del bambú no acaba en la estructura de la vivienda. Ibuku también crea muebles bellos y sostenibles para el interior de los edificios, hechos casi en su totalidad de bambú y otros materiales, locales y naturales. Como explica Elora en el vídeo, el bambú no carece de puntos débiles, como el peligro de las plagas, la humedad y las condiciones meteorológicas, así como la imposibilidad de fabricar paneles planos para el suelo o el techo, pero ha encontrado formas de trabajar estas debilidades para sortearlas, “teniendo que inventar nuestras propias reglas”. Viendo sus preciosas viviendas de bambú, dan ganas de hacerse una, ¿verdad?

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